La incertidumbre global, los cambios del mercado, la inestabilidad económica, la inflación, los cambios en los hábitos de consumo y el aumento de la competencia pueden afectar el entorno operativo de su empresa y hacer necesaria una reorganización y en casos más graves, una reestructuración. Normalmente se distinguen de acuerdo con el alcance organizativo y financiero. Una reorganización se centra más en los empleados y los procesos y una reestructuración, en los aspectos económicos-financieros. Cuando se realizan correctamente, se obtienen ventajas y mejoras que repercuten en el negocio, transformando la compañía a una situación de rentabilidad, con procesos más dinámicos e innovadores, enfocados al cliente.

Algunas señales que demuestran que hay que repensar el negocio es: caída drástica de las ventas y en forma permanente, aumento de los costos y gastos, dependencia creciente de deuda financiera de corto plazo, ineficiencias operativas, mucho esfuerzo vs escasos resultados, pérdida de participación de mercado y de clientes, pérdida de rentabilidad, stress financiero y destrucción del capital de trabajo.

En épocas de crisis, la clave es actuar rápido, con un horizonte determinado y con el equipo adecuado.

A continuación, les mostramos algunas consideraciones esenciales a tener en cuenta a la hora de encarar un proceso de reorganización o reestructuración.

Cuanto antes, mejor.

El tiempo puede ser nuestro principal aliado o enemigo.

El error más común es esperar y reaccionamos cuando el agua ya nos tapó. Retrasar la toma de medidas fundamentales, por más impopulares que sean, solo reduce las opciones y aumenta el riesgo del colapso total. Al actuar rápidamente, es posible que pueda evitar tomar medidas más drásticas como un concurso o la quiebra de la compañía.

Es recomendable que ni bien los números muestren que estamos destruyendo valor y que la realidad económica de la compañía en una sucesión de meses, muestran números rojos, actuemos a tiempo. No esperemos a que sea demasiado tarde.

Todos recordamos el cuento de la rana y la olla con agua hirviendo o que se va calentando, que no nos pase.

Equipo de Trabajo

Al igual que el tiempo, contar con un equipo profesional que nos permita realizar un objetivo y adecuado diagnóstico de la situación, que sepa construir conjuntamente un plan de acción, que proporcione posibles soluciones en calidad y cantidad, que cuenten con los conocimientos y la experiencia económica-financiera para proponer mejoras en aspectos de capital de trabajo y estructura financiera, que complemente conocimientos de diversas áreas (financiero, de procesos, impositivo, legal, laboral, etc.) y pueda trabajar con el personal propio de la compañía, es la segunda clave del éxito.

Normalmente en épocas de crisis o caos, la alta dirección de la compañía está desgastada y aturdida por el día a día. Esto repercute en perdida de objetividad, de mentalidad fría de acción o creatividad y de falta de reacción. En otros casos, la compañía, no cuenta con los recursos suficientes para llevar a cabo un análisis, planificación y ejecución de una estrategia de reconversión de la compañía.

Por todo lo comentado, es recomendable conformar un comité de crisis mixto, con participantes internos y externos a la organización.

Diagnóstico

Las reorganizaciones o reestructuraciones exitosas se basan en evaluaciones precisas. Antes de comenzar, es imprescindible realizar un pronto diagnóstico de la situación. Cómo dijimos antes, no contamos con mucho tiempo, con lo cual, la relación costo/beneficio con la que podamos hacer el mejor diagnostico en el menor tiempo posible, es clave. Si no sabemos dónde estamos parados, difícilmente podamos definir y planificar las acciones correctivas, pero si nos dedicamos a hacer el mejor diagnóstico, quizás cuando lo terminemos, sea demasiado tarde.

Para poder evaluar la situación actual y elaborar las posibles soluciones, es clave contar con información suficiente y veraz.

Una vez obtenidas las conclusiones de la situación actual, se podrá definir la estrategia y el plan de respuesta.

Plan de Trabajo

Aferrarse a las mismas soluciones del pasado o ya probadas sin ningún resultado, es el camino al precipicio. Nuestro norte debe ser la rentabilidad, el crecimiento y el saneamiento financiero.

La mayoría de las veces, las estrategias que sirvieron durante mucho tiempo, ya no sirven.  El mundo y el comportamiento de los clientes cambiaron. Es por esto, que al entrar en un proceso de reorganización o reestructuración económico-financiera, se estar dispuesto a ser flexible.

El plan de trabajo tiene que poseer objetivos de corto, mediano y largo plazo y asignar un responsable en cada uno de ellos.

En forma inmediata se debe parar la sangría, buscando acciones rápidas que logren aumentar las ventas o ingresos y reduzcan la salida de fondos. Luego se podrá continuar trabajando en planes a mediano y largo plazo, pero si no actuamos rápido, no llegaremos a dichas instancias. La obtención de logros o beneficios en el corto plazo, retroalimentará a toda la organización de manera proactiva.

El plan debe ser compartido y nutrido dentro del equipo de crisis. Es importante la suma de puntos de vistas y aporte de soluciones, como la mirada crítica constructiva. La situación de crisis exige un cambio rotundo e inmediato, por eso es necesario el compromiso de todas las áreas, que en otras circunstancias serían fuentes de resistencia al cambio.

Es fundamental para que el mismo se cumpla, realizar reuniones recurrentes de seguimiento y revisión, ya que se debe mantener el plan de trabajo, actualizado y retroalimentado.

Áreas de Trabajo

Difícilmente el problema esté en un solo lugar y por consiguiente, haya una única solución. Por lo general, es una sumatoria de cuestiones que hacen al todo y se evidencian cuando existen problemas financieros.

En el 90% de los casos, los problemas financieros (falta de liquidez, stress del capital de trabajo, dependencia permanente de deuda financiera, incremento de costos financieros) provienen de problemas económicos que no se solucionaron a tiempo y esto provoca un efecto “bola de nieve”.

Con lo cual, el plan de acción debe abordar diferentes cuestiones de índole:

  • Económico-financiero
  • Productos/Servicios
  • Procesos operativos y productivos
  • Tecnología
  • Recursos Humanos

Se debe realizar un análisis de la situación actual de cada área y enunciar todas las posibles soluciones y acciones.

Al actuar a tiempo, con las personas y conversaciones adecuadas, es posible que descubra que las respuestas a sus problemas de deuda e iliquidez estén más cerca de lo que cree.

El objetivo debe ser salvar la compañía, minimizando las consecuencias negativas para todas las partes interesadas y que todos salgan beneficiados en el mediano y largo plazo.